miércoles, 2 de octubre de 2024

-PEDIR PERDÓN, SEÑALAR-

Continuando con la representación iniciada en el 2019, la señora Claudia Sheinbaum acude a su nombramiento como presidenta de México pidiendo perdón por las matanzas  de Tlatelolco. De ese modo cumplía un doble objetivo político: señalar a la monarquía española, a la que se le reprocha no haber atendido la carta de López Obrador -envuelta en farsas y torpezas de las que ya hablamos en su momento-, y señalar al partido político responsable de esa matanza y rival del suyo propio. (Ochocientos mil muertos por la pandemia, nefastamente gestionada, y doscientos mil asesinados, bajo el mandato de AMLO, no hicieron mella, sin embargo, en sus buenos sentimientos).
A. Bugarín

Valladolid, octubre-2024

miércoles, 14 de agosto de 2024

-PODER/ESTRATEGIA-
(1) La vida implica apropiación y expansión. Y esto vale para los organismos individuales, las poblaciones, las especies, e incluso para ciertas configuraciones institucionales, como las culturas, lenguas, etc.; vale para las bacterias y esa variedad de primate que los biólogos denominan homo sapiens. En el intento de conceptualizar esta idea Spinoza recurrió al término conatus, Schopenhauer habló de voluntad, Nietzsche de voluntad de poder, Bergson de élan vital, etc. También podríamos hablar de impulsos, desequilibrios homeostáticos, o recurrir a otros conceptos sacados directamente de la biología o de la química. Pero es un hecho constatable que cuando estos elementos fallan (apropiación y expansión) estamos ante realidades no vivas u organismos moribundos.
(2) A la capacidad de apropiarse del medio, de ordenarlo y controlarlo para ponerlo al servicio de la expansión propia, le denominamos poder.
(3) Toda realidad se constituye confrontándose con otra. No es concebible (ni dable) una realidad simple, autoidentificable, autodeterminable. Spinoza lo enunció en una proposición célebre: «toda determinación es negación».
(4) No todo es compatible con todo, lo que significa que algunas realidades anulan necesariamente a otras. (En el ámbito de las decisiones de seres conscientes, incluso vagamente conscientes, eso implica que hay que elegir).
(Los puntos tercero y cuarto se pueden reexponer diciendo que la realidad tiene una estructura dialéctica).
(5) Con la aparición de seres conscientes y racionales estos se afirman a sí mismos con el establecimiento de valores, que constituyen la afirmación de cierto tipo de vida. (En detrimento de otras formas de vida: toda valoración implica discriminación. Son, por lo tanto, ridículas, o hipócritas, expresiones como «la enseñanza en valores», ¿en qué valores?).
(6) La vida no está sujeta a un orden moral, y mucho menos ético. La moral y la ética son constelaciones de normas al servicio del establecimiento de cierto tipo de valores. Son, por lo tanto, estrategias desarrolladas por los individuos o grupos de determinada especie al servicio de su propia conservación y expansión (al servicio de la conservación y expansión de un determinado tipo de vida, que estará siempre, en virtud de los puntos tercero y cuarto, determinado frente a otro, confrontado con otro).
(7) Una vez establecidos ciertos valores en el seno de un grupo (que puede ser más o menos amplio, hasta abarcar a una civilización, y, en el límite, adquirir un carácter universal) estos pasan a formar parte del contexto en el que se desarrolla la apropiación y expansión de ciertos seres que se desenvuelven en el seno de ese grupo. Así, una vez instaurados un conjunto de valores cristianos (que acabarán configurando la denominada civilización occidental), tales como la división del mundo en buenos y malvados y la asociación de la bondad al sufrimiento (a la pobreza, la exclusión, a la derrota, etc.), y de la maldad al goce (a la riqueza, al triunfo, a la victoria, etc.), las luchas por el poder partirán de la apropiación de los primeros. Ahora bien, ¿cómo pueden los sufrientes, los excluidos, etc., hacerse, al mismo tiempo que mantienen tal condición, con el poder? (Esto es, ¿cómo pueden controlar el medio, apropiárselo, sin dejar de pertenecer al grupo de los buenos?). Mediante una estrategia psicológica, o psicológico-moral, que pasa por la colectivización de los individuos. De ese modo, al formar un individuo parte de un grupo históricamente, e incluso actualmente, excluido, sufriente, adquiere las virtudes de ese grupo (se ha apropiado el sufrimiento ajeno), para, afirmándose en tales virtudes, instalarse en una posición de supremacía (frente a otros, colectivizados en el grupo de los malvados).

Cabe, no obstante, que esta estrategia psicológica arrastre consecuencias demoledoras para el grupo en que se instala. Pues, al condenar toda forma de triunfo, aun cuando la condena se use para el triunfo propio, tales individuos o grupos minen las fuerzas mismas que posibilitan su propia expansión, facilitando así el triunfo de otros grupos donde esta guerra psicológica no ha tenido lugar.

A. Bugarín
Valladolid, agosto-2024

lunes, 13 de noviembre de 2023

-INDIGNIDAD-
Recordar esta fecha. Por siempre. Octubre-noviembre de 2023. El presidente, en funciones, de un Estado democrático, envía a su vicepresidenta y a varios de sus ministros, a mendigar el apoyo de un prófugo de la justicia, escondido en un país extranjero, para poder seguir siendo presidente.
A. Bugarín
Valladolid, noviembre-2023

  

lunes, 5 de diciembre de 2022

-DISARMONÍA-
Del mismo modo que «el calor del hogar» y «la lumbre», adquieren su ser frente al afuera que puede ser frío y hostil, así la armonía adquiere presencia, ser, acaso valor, ante la realidad necesariamente disarmónica de la existencia, condición de posibilidad de la vida misma.
Más algunos celebran una sustancialización o absolutización de la «paz» y la «armonía universal», que no son sino otras denominaciones de la muerte térmica del universo.
A. Bugarín
Valladolid, diciembre-2022

 

jueves, 20 de enero de 2022

-HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA:
A VUELTAS CON LA IDENTIDAD DE ESPAÑA-
(1) Que la noción de España que tenemos hoy sea diferente de la que había con anterioridad al siglo XIX no significa que no hubiese entonces una noción de España. Si diésemos por buena esa argumentación, dado que la noción de España que puedan tener en el siglo XXIII será distinta de la que tenemos hoy, los historiadores de esa época tendrían que concluir que a principios del siglo XXI España no existía.
(2) Que bajo el franquismo se haya defendido que España tiene un origen anterior a las Cortes de Cádiz no convierte esta afirmación en errónea. Pues con el mismo argumento habría que sostener que la raíz cuadrada de cuatro no es dos. Tal afirmación será errónea o no lo será al margen de la posición de los historiadores franquistas al respecto. Quién, para descalificar una tesis, apela a sus coincidencias con otras mantenidas bajo el franquismo se está descalificando a sí mismo. (Emplea una argumentación tramposa y deshonesta).
(3) La historia de la identidad de un país solo puede ser analizada desde el presente (igual que la biografía de un individuo humano, pongamos por caso). Si existe España hoy (con todo lo endeble que pueda ser su identidad, pero toda identidad es endeble, toda unidad es endeble, por eso existe la historia e incluso la evolución de las especies), quiere decir que tuvo un pasado a lo largo del cual se ha configurado. Salvo que estemos dispuestos a admitir que algo puede salir de la nada. (Se podría hablar aquí quizá de una teleología inversa: desde el fin, y solo desde el fin, podemos entender el proceso como conducente a ese fin).
(4) En la historia de la identidad de un país, igual que en la historia de la identidad de una persona, puede haber momentos más determinantes que otros. Una persona puede, por ejemplo, sufrir un accidente que marque de un modo fuerte su identidad, e incluso la anule. Puede conocer a alguien con quien se empareja y tenga hijos, orientando su identidad en un sentido, que habría sido diferente si se hubiese emparejado con otra persona, o no lo hubiese hecho en absoluto. Pero todos esos avatares aparecen como configuradores de lo que ahora es.
(5) España se reconfiguró como nación política (elemento fuerte de su identidad presente) a partir de la Constitución de Cádiz. Pero esa Constitución la llevó a cabo un cuerpo político preexistente. No se reunieron al azar una serie de personas y decidieron azarosamente que ciertos individuos y territorios constituían una nación política. La identidad de un grupo humano no se reduce a la de nación política (en el sentido moderno de nación y de política). Y una nación política no sale de la nada.
(6) La identidad de un país no depende solo de la noción que sus miembros tengan en un determinado momento de ese país. Un país es un entramado material de territorio, poder político y otras formas de poder, intereses económicos y de otro tipo, etc. La España de los Reyes Católicos estaba dividida en varios reinos. Pero había poderes comunes e intereses confluyentes. Por ejemplo, había una inquisición común (al servicio del poder político). Por ejemplo, los ejércitos castellanos operaban en Italia en defensa de los intereses económicos y geoestratégicos de la Corona de Aragón. Y ambos reyes dejan el poder de ambos reinos en manos de un heredero común, que unifica en su persona otro tipo de poderes. De modo que, fuese cual fuese la representación de su identidad que se hacían los españoles de la época, había elementos que ejercitaban esa unidad (esa identidad).
(8) Cuando Juan de Mariana escribe su Historia General de España (publicada en castellano con ese nombre en 1601, aunque la versión original en latín es anterior), no está escribiendo una Historia General de la Península Ibérica, sino de una comunidad política. (No quiere eso decir que Mariana no esté proyectando de manera arbitraria un concepto de España a su pasado, sino que él, en esas fechas, manejaba un concepto no geográfico de España). Cuando Quevedo da forma al famoso «Y es más fácil, ¡oh España!, en muchos modos, que lo que a todos les quitaste sola te puedan a ti sola quitar todos», no está diciendo «Y es más fácil, ¡oh Península Ibérica!, …».
(9) Un país se construye también a partir de ciertas «ruinas» hábilmente manipuladas (igual que puede construirse una casa nueva con los cascotes de un viejo castillo). Cuando en tiempos de Alfonso III, o quizá antes, se comienza a hablar de la «restauración» (lo que mucho más tarde se llamará «reconquista») se está diseñando un futuro de país (un futuro reino, si preferimos llamarlo así) con las ruinas del pasado. Obviamente en la historia nada se «restaura», siempre se construye algo nuevo. Pero lo significativo es que esa apropiación del pasado se orienta a construir un futuro, y lo significativo es que esa apelación a ese pasado y esa propuesta de futuro muevan voluntades. (Y da igual si Alfonso III y sucesores estaban usando ese «mito» para cimentar su poder).
(10) De modo similar, la identidad presente de un país, al igual que la identidad presente de un individuo, se configura (aunque no solo) a partir de la reapropiación del pasado. Por eso la historia no puede ser enteramente neutral. Aunque tampoco puede inventarse los hechos (en eso se diferencia de la memoria personal). Y en ese juego de reapropiación del pasado y compromiso con los hechos que conocemos (del pasado, pero a través de informes y otros elementos significativos encontrados en el presente) se escribe la historia.
A. Bugarín
Valladolid, enero-2022

domingo, 19 de septiembre de 2021

-DE DATOS Y RELATOS-
Respondiendo a su voluntad científica la historia trabaja, como no podía ser de otra manera, con hechos. Pero los hechos -y especialmente aquellos nacidos de las operaciones de seres que actúan teleológicamente-, exigen interpretación. Aparece, entonces, la necesidad de un criterio para seleccionar las interpretaciones adecuadas. Y es así, que, de un tiempo a esta parte, en nuestro país, y por lo que respecta a nuestra propia historia, algunos historiadores parecen haber optado por un tipo de criba que podemos formular mediante dos silogismos:
Primer silogismo:
(1) Bajo el franquismo se ha defendido la interpretación «x».
(2) El franquismo es malo.
Conclusión: la interpretación «x» es incorrecta.
Segundo silogismo:
(1) Bajo el franquismo se ha defendido la interpretación «x».
(2) Los historiadores a, b y c, defienden la interpretación «x».
Conclusión: los historiadores a, b y c, son franquistas.
El primer silogismo nos conduciría, cual navaja de Ockham, a descartar una serie de interpretaciones. (Normalmente aquellas favorables a la unidad o identidad de España, o que presenten de modo positivo su papel histórico). El segundo a descalificar a aquellos historiadores que defiendan tal tipo de interpretaciones.
Pero no parecen haber caído en la cuenta, tales historiadores, de que tal modo de argumentación incurre en, al menos, dos errores lógicos fácilmente detectables para cualquier estudiante de bachillerato. La persistencia en tales errores podría conducir, aplicando a otros ámbitos del saber tal modo de argumentar, a razonamientos del estilo:
Primer silogismo:
(1) El franquismo nos ha enseñado que la raíz cuadrada de cuatro es dos.
(2) El franquismo es malo.
Conclusión: la raíz cuadrada de cuatro no es dos.
Segundo silogismo:
(1) El franquismo nos ha enseñado que la raíz cuadrada de cuatro es dos.
(2) Los señores a, b y c, sostienen que la raíz cuadrada de cuatro es dos.
Conclusión: los señores a, b y c, son franquistas.
A. Bugarín
Valladolid, septiembre-2021

 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

-TODA SOLUCIÓN EXIGE UN PROBLEMA-
-(PARÁBOLA POLÍTICA)-
En aquella escuela los alumnos aprendían siguiendo los ritmos naturales del proceso de madurez emocional e intelectual y las enseñanzas periódicamente impartidas por un viejo maestro discreto y eficaz. Las cosas funcionaban más que razonablemente bien, hasta el punto de que el centro solía ser citado como ejemplo en los medios de información especializados.
Pero, llegada su jubilación, el viejo maestro fue despedido, y un joven candidato ocupó, provisionalmente, el puesto vacante. Este, buscando garantizar la renovación de su contrato, se propuso, desde el primer momento, señalar las deficiencias de aprendizaje de los alumnos encomendados, al tiempo que ofrecía las personales soluciones que pondrían remedio a tales males. Y así, si algún alumno tenía un ocasional comportamiento inapropiado, inmediatamente el nuevo maestro emitía un informe público señalando la poca disciplina que reinaba en las aulas. Si otro alumno erraba más de la cuenta en las respuestas de los exámenes, inmediatamente se haría público el bajo nivel de conocimientos de los pupilos. Si un tercero llegaba un día tarde, corría el tutor a señalar la inconcebible impuntualidad de los infantes.
Finalizaba el primer año con el nuevo docente todavía a prueba, y el clima de la clase se había ido transformando. Lo que antes eran faltas puntuales, que el propio desarrollo natural iba corrigiendo, se convirtieron, ahora, en el denominador común del grupo resentido y desmotivado. Y así, una buena parte de los alumnos, como si de un desafío se tratase, llegaban impuntualmente a clase. Las vísperas de los exámenes eran el momento apropiado para alguna celebración nocturna. Los comentarios fuera de lugar, los gritos, las interrupciones, constituían el espectáculo diario del aula. De modo que la Junta Directiva, alertada por una situación tan perjudicial para los intereses económicos y docentes de la entidad que dirigían, y comprendiendo las acertadas predicciones del joven maestro, decidió que era oportuno, para poner fin a tal situación, renovarle, sine die, el contrato.
A. Bugarín
Valladolid, septiembre-2021