-FARSAS:
MODELOS PARA ARMAR-
En un celebrado, por el número de visualizaciones, video (por cuestiones de
eufonía preferimos leerlo así, sin acento, al modo latinoamericano), colgado en
una de las plataformas habituales, una arquitecta mexicana, aunque la nacionalidad
es, suponemos, una anécdota, enseña cómo construirse una casa sencilla, con materiales
naturales, y en sintonía con el entorno. Para lograr tal objetivo -esa sintonía
que, al parecer, más allá de satisfacer ciertas condiciones estéticas y ecológicas,
es moral-, debemos comenzar, dice, pidiendo permiso: los habituales permisos
administrativos, pero, especialmente, y ahí parece residir el mensaje, permiso
a los habitantes del lugar, permiso a la tierra (¿Gea?, ¿Cibeles?, ¿la Pacha Mama?,
¿la Virgen María en versión De los
nombres de Cristo?), permiso al árbol que va a ser cortado ...
Nos admira, en todo este proceso, en primer lugar, la generosidad del
árbol, que dona graciosamente su vida para que los humanos dispongan, tras el
sometimiento, eso sí, de su conducta a las condiciones morales exigidas, de una
casa. Nos admira, en segundo lugar, la capacidad de la mentada arquitecta para
entender el lenguaje mediante el cual el árbol sacrificado concede un permiso
que, al parecer, podría denegar. Admirable, en tercer lugar, el grado de credulidad
al que se ve abocado este mundo postcristiano (¿la religión que vuelve a sus
orígenes? ¿otra manifestación de la farsa intelectual a la que conduce la moralización
de la existencia?).
A. Bugarín
Valladolid, febrero-2021
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