-MIL WIKIPEDIAS-
En El fin de la historia y el último hombre el politólogo norteamericano
Francis Fukuyama asegura -esgrimiendo una expresión de origen hegeliano-, que,
tras la liquidación del bloque -a nosotros nos gustaría decir bloqueo-,
soviético, la historia ha llegado a su fin; a un fin, no obstante, que es una
objeción a los discípulos díscolos de Hegel, al que, los tales discípulos,
habían puesto a caminar sobre sus pies, invirtiendo la interesante perspectiva
del filósofo suabo según la cual la humanidad camina apoyándose en su cabeza.
Y llega, Fukuyama, a esa hegeliana conclusión tras
constatar que los seres humanos se mueven por dos impulsos básicos: la búsqueda
de bienestar y el deseo de reconocimiento.
Y sucede, dice Fukuyama, que el modelo liberal-capitalista
es el que ha procurado mayores cotas de bienestar para mayor número de
individuos; y sucede, simultáneamente, que el modelo liberal-democrático, con
el que está entretejido, es el que ha procurado mayores posibilidades de
reconocimiento a un mayor número de personas. De modo que, tras el asentamiento
del modelo liberal -liberal-capitalista y liberal-democrático- en buena parte
del planeta, solo cabe esperar la expansión y acrecentamiento del bienestar
general y de las posibilidades generales de reconocimiento. El modelo liberal
es el modelo definitivo de organización social por ser aquel que mejor
satisface las aspiraciones de los seres humanos, las aspiraciones inscritas en
la propia naturaleza humana.
Pero años más tarde, y tras los espectaculares avances
en las ciencias biotecnológicas y cibernéticas, y en las tecnologías
relacionadas con la manipulación genética y la inteligencia artificial,
Fukuyama vislumbra otra posibilidad, la posibilidad de que el desarrollo
científico-tecnológico permita manipular la propia naturaleza humana, por lo
que otra naturaleza humana, incluso posthumana, implicaría otras aspiraciones
y, tal vez, otro modelo social para satisfacerlas. El futuro vuelve a abrirse
de nuevo, la historia humana retoma su marcha creadora -o, no hay que
descartarlo, y eso lo decimos nosotros, hacia el abismo-.
Pero cabe, también, la posibilidad -acerca de la cual, que sepamos, no dice
nada Fukuyama-, de que el desarrollo científico y tecnológico traiga consigo
otros modelos productivos -modelos de producción colaborativos, ofertas
crecientes de servicios gratuitos-, y otros modelos organizativos
-organizaciones en red, toma horizontal de decisiones-, transformando el
concepto mismo de mercancía y de mercado -proliferación de productos y
servicios no destinados al intercambio-, y volviendo obsoleto, acaso, el modelo
de producción capitalista.
A. Bugarín
Valladolid, marzo-2016
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