-ABDICACIONES-
Cuando, de nuevo,
la pulsión totalitaria se instale entre nosotros, cuando el pueblo, o la gente,
o las masas, decidan abdicar de sus responsabilidades personales -y cabe
preguntarse si hay pueblo, o gente, o masas, sin una cierta abdicación de las
responsabilidades personales-, empezando por aquellas responsabilidades que
tienen los individuos para consigo mismos, cuando el discurso claudicante de
los buenos y los malos, de los creyentes y los impíos, del pueblo real y el
hipostasiado, en fin, del ellos o nosotros -y el orden es el que es- se instale,
de nuevo, entre nosotros, no lo hará bajo las formas ya conocidas y fácilmente
identificables, bajo las máscaras del fascismo, por ejemplo, arquetipo de todo
totalitarismo, sino bajo otras formas; al igual que un cuerpo inmunizado cierra
el paso a las viejos virus ya conocidos, pero no a los mutantes, cuando el
totalitarismo, me reitero, llegue -e indicios hay de que tal cosa no es
descartable-, lo hará bajo máscaras que no reconoceremos hasta que su dominio
esté consumado, quien sabe, puede que, incluso, bajo alguna de las múltiples máscaras
del antifascismo.
A. Bugarín
Valladolid, mayo-2016
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