-PLURALISMO Y PLURINACIONALIDAD-
Se ha convertido
en un tópico político, aquí, en España -también, bajo otras formas, en otros
lugares que obviaremos de momento- la reivindicación, por parte de cierta
izquierda que, por esta y otras razones, solo cabría calificar de reaccionaria,
y, también, por supuesto, por parte de los nacionalistas identitarios de la
derecha, del reconocimiento del carácter plurinacional del "Estado".
Y se alega, en
favor de esta reivindicación, que plurinacionalidad significa el reconocimiento
de «la diversidad y el pluralismo» que configuran la sociedad española.
Pero, frente a
esta reivindicación, y frente a este
argumentario, cabe alegar que:
1. No todo es
compatible con todo.
2. La diversidad étnico-cultural
no es, en sí misma, un valor. No, al menos, si lo que queremos es construir
sociedades de ciudadanos, esto es, de sujetos racionalmente autónomos, y, por
lo tanto, libres. Pues hay costumbres y tradiciones incompatibles con tal
pretensión. El alegato de la diversidad no puede, por lo tanto, en sí mismo,
justificar nada.
3. Convertir a
los territorios, o a las comunidades étnico-nacionales, en sujetos políticos no
garantiza el pluralismo, sino más bien lo contrario. Pues, se está dando a entender,
con ello, que el sujeto autónomo, el ciudadano, debe someterse a las
prescripciones de su comunidad étnico-nacional, convertirse en un modelo de esa
comunidad, en un etnotipo, en detrimento de su libertad individual y ciudadana
para adoptar, o no adoptar, los elementos identitarios que la constituyen. A la
postre, se está invitando a los individuos a asimilar las señas de identidad de
su comunidad de pertenencia bajo la amenaza implícita de aparecer como
traidores a la misma. Plurinacionalidad no implica pluralismo, sino coexistencia
de uniformidades.
Valladolid, enero-2016
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