-MIRAR/VER-
Desde su
implantación, en 1978, la democracia española ha convivido con partidos
políticos -Esquerra Republicana de Catalunya, Convergència i Unió y sus diversos
brotes, Herri Batasuna y los suyos, por citar solo los más señalados-, desde
los cuales se han hecho manifestaciones reiteradas de tipo racista, xenófobo y
clasista; se ha promovido la identificación de la «nación» -catalana, vasca,
gallega-, con una determinada identidad étnico-cultural; la manipulación de la
historia -que ha llegado a extremos
delirantes con el Institut Nova Història-
al servicio de la construcción de esa identidad; se ha calificado de malos
catalanes, vascos, gallegos, o cosas peores, a quienes cuestionaban el relato
identitario creado o alentado desde tales partidos; se ha acosado por diversos
medios, con el empleo de violencia física y/o psicológica, a quienes se han
negado a aceptar tal relato; se ha promovido un golpe insurreccional e
institucional contra la Constitución vigente; etc.
¡Pero para buena
parte de la intelligentsia (es decir,
el mundo del espectáculo) española la extrema derecha no ha llegado a las
instituciones hasta la entrada de VOX en el Parlamento andaluz!
A. Bugarín
Valladolid, abril-2019
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