Donald Trump, candidato evangélico, entre otras cosas, a la presidencia de
EEUU, ha perdido las elecciones. Le sustituye el católico Joe Biden. ¿Se habrán
equivocado los electores americanos de Dios?
La derecha católica prohispana de «Latinoamérica» (por evitar cacofonías) está triste: se va el candidato evangélico que había borrado la lengua castellana de los ámbitos en que podía hacerlo.
Se va Trump. La izquierda hollywoodiense se ha quedado sin hombre de paja contra el que definirse. Igual van a tener que ponerse a cambiar algo. (O, más probable, seguiremos con las performance identitarias. El «mundo de la cultura» es, ahora, eso -y la condición de actor/actriz como paradigma-).
Se va Trump. Cabreo en los Estados norteamericanos, otrora industriales y
todavía agrícolas, del interior. Alborozo en Instagram, Google, Yahoo, Twitter.
¿Las elecciones norteamericanas eran, también, eso? ¿Un combate entre el
capital industrial y el digital?
Se va Trump. Con ello «la ultradederecha ... pierde su principal valedor
político», manifiesta un líder político español. Uno que tiene a las extremas
derechas «plurinacionales» como aliados preferentes.
Se va Trump. Disgusto en Rusia. Alegría en Europa. En China no se sabe.
¿Nos dice, también esto, algo acerca del «estado del mundo»?
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