lunes, 30 de enero de 2017

-ESTRATEGIAS-

Una vez el fin fue la sociedad comunista, con la que comenzaría la historia de la humanidad, culminación necesaria de la lucha de clases, motor de la historia, reducida, a partir de entonces, a la condición de prehistoria -esa acaso banal interpretación de Marx, que no es el Marx filósofo de Das Kapital, según sugerente interpretación de Marzoa-.
Y el medio fue el poder popular, ejercido directamente, en la calle, bajo la organización del único partido, aboliendo, de este modo, la democracia liberal e instaurando la dictadura del proletariado como paso previo para alcanzar aquel fin.
Pero el medio, el pueblo en la calle, bajo la dirección del partido único y único representante válido de la nación, instaura, previa abolición de la democracia liberal, el Estado fascista.
Otra vez el fin fue acoger, o empoderar, a los excluidos del proyecto de la modernidad, también llamado ilustración o democracia liberal, así mujeres, minorías étnicas, o grupos definidos por sus orientaciones varias. Y el medio fue abolir la ciudadanía liberal y «uniformizadora» para celebrar las múltiples identidades.
Pero el medio, la celebración de las múltiples identidades, y la abolición de la ciudadanía liberal, aparta y reúne a los varones blancos bajo el discurso diferenciador de Trump.
A. Bugarín
Valladolid, enero-2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario