miércoles, 2 de marzo de 2016

-MIL WIKIPEDIAS-

En El fin de la historia y el último hombre el politólogo norteamericano Francis Fukuyama asegura -esgrimiendo una expresión de origen hegeliano-, que, tras la liquidación del bloque -a nosotros nos gustaría decir bloqueo-, soviético, la historia ha llegado a su fin; a un fin, no obstante, que es una objeción a los discípulos díscolos de Hegel, al que, los tales discípulos, habían puesto a caminar sobre sus pies, invirtiendo la interesante perspectiva del filósofo suabo según la cual la humanidad camina apoyándose en su cabeza.
Y llega, Fukuyama, a esa hegeliana conclusión tras constatar que los seres humanos se mueven por dos impulsos básicos: la búsqueda de bienestar y el deseo de reconocimiento.
Y sucede, dice Fukuyama, que el modelo liberal-capitalista es el que ha procurado mayores cotas de bienestar para mayor número de individuos; y sucede, simultáneamente, que el modelo liberal-democrático, con el que está entretejido, es el que ha procurado mayores posibilidades de reconocimiento a un mayor número de personas. De modo que, tras el asentamiento del modelo liberal -liberal-capitalista y liberal-democrático- en buena parte del planeta, solo cabe esperar la expansión y acrecentamiento del bienestar general y de las posibilidades generales de reconocimiento. El modelo liberal es el modelo definitivo de organización social por ser aquel que mejor satisface las aspiraciones de los seres humanos, las aspiraciones inscritas en la propia naturaleza humana.
Pero años más tarde, y tras los espectaculares avances en las ciencias biotecnológicas y cibernéticas, y en las tecnologías relacionadas con la manipulación genética y la inteligencia artificial, Fukuyama vislumbra otra posibilidad, la posibilidad de que el desarrollo científico-tecnológico permita manipular la propia naturaleza humana, por lo que otra naturaleza humana, incluso posthumana, implicaría otras aspiraciones y, tal vez, otro modelo social para satisfacerlas. El futuro vuelve a abrirse de nuevo, la historia humana retoma su marcha creadora -o, no hay que descartarlo, y eso lo decimos nosotros, hacia el abismo-.
Pero cabe, también, la posibilidad -acerca de la cual, que sepamos, no dice nada Fukuyama-, de que el desarrollo científico y tecnológico traiga consigo otros modelos productivos -modelos de producción colaborativos, ofertas crecientes de servicios gratuitos-, y otros modelos organizativos -organizaciones en red, toma horizontal de decisiones-, transformando el concepto mismo de mercancía y de mercado -proliferación de productos y servicios no destinados al intercambio-, y volviendo obsoleto, acaso, el modelo de producción capitalista.
A. Bugarín
Valladolid, marzo-2016