domingo, 7 de abril de 2019

-MIRAR/VER-
Desde su implantación, en 1978, la democracia española ha convivido con partidos políticos -Esquerra Republicana de Catalunya, Convergència i Unió y sus diversos brotes, Herri Batasuna y los suyos, por citar solo los más señalados-, desde los cuales se han hecho manifestaciones reiteradas de tipo racista, xenófobo y clasista; se ha promovido la identificación de la «nación» -catalana, vasca, gallega-, con una determinada identidad étnico-cultural; la manipulación de la historia -que ha llegado a  extremos delirantes con el Institut Nova Història- al servicio de la construcción de esa identidad; se ha calificado de malos catalanes, vascos, gallegos, o cosas peores, a quienes cuestionaban el relato identitario creado o alentado desde tales partidos; se ha acosado por diversos medios, con el empleo de violencia física y/o psicológica, a quienes se han negado a aceptar tal relato; se ha promovido un golpe insurreccional e institucional contra la Constitución vigente; etc.
¡Pero para buena parte de la intelligentsia (es decir, el mundo del espectáculo) española la extrema derecha no ha llegado a las instituciones hasta la entrada de VOX en el Parlamento andaluz!
 A. Bugarín
Valladolid, abril-2019