domingo, 6 de diciembre de 2020

-UN TIK TOK-
Un minivídeo (lo que podríamos denominar un Tik Tok), en el que Joe Biden reacciona agresivamente ante el intento de Tump de comerse su hamburguesa (haremos abstracción del origen y el contexto de la broma), sirve a la derecha you tuber, para insistir en la consabida tesis de que la izquierda solo comparte lo ajeno, no lo propio.
Ignora, al parecer, esa derecha, que:
(1) No pretendió nunca el marxismo (que supondremos paradigma de la izquierda) que las decisiones individuales, o morales, traigan el cambio social, sino aquellas colectivas e institucionales.
(2) No fue nunca propuesta marxista el reparto de la propiedad privada, sino su supresión.
(3) Joe Biden no representa a la izquierda más que el propio Trump (salvo que hablemos de la izquierda hollywoodiense claro).
A. Bugarín
Valladolid, noviembre-2020
 

viernes, 4 de diciembre de 2020

-PLENITUD-
Tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, destacados miembros de la coalición gobernante manifiestan su complacencia por este hecho, que les garantizará -dicen-, la permanencia en el poder durante muchos años, lo que, paralelamente, supondrá -continúan aclarando-, la condena de los partidos de la oposición a persistir en la condición de tales.
Alcanzar el poder y permanecer en él. Eso es todo. Esa manifiesta ingenuidad. Esa satisfacción.
A. Bugarín
Valladolid, diciembre-2020
 
-INCLUSIONES-
Defendiendo los pactos del actual gobierno con los herederos políticos y morales de un grupo terrorista, dice, un ex presidente español, que «la democracia ... debe ser inclusiva». Ignora, quizá, el mencionado ex presidente -o finge ignorar, con el objetivo de vender el producto- que toda determinación es negación, lo que significa que no todo es compatible con todo, y que, por lo tanto, incluir a según qué proyectos políticos en el sistema, supone, necesariamente, excluir a otros. Incluir, por ejemplo, el derecho de las comunidades autónomas a decidir cuál va a ser la lengua vehicular de la enseñanza, significa excluir, en aquellas comunidades bilingües gobernadas por grupos identitarios (o sea, en este momento, en todas), a quienes defienden un efectivo bilingüismo en tales comunidades. Hay un problema de inclusión, sí, el de decidir a qué proyectos se incluye y a cuáles se excluye. Y este gobierno, de esta izquierda, signifique hoy lo que signifique eso, ha decidido pactar con las extremas derechas periféricas, en detrimento del orden republicano (aun coronado) español.
(Nota: acaso, siendo benevolentes, podríamos entender las declaraciones expresidenciales como una versión del recurrido «sabiéndolo llevar», en el que, en aras de una paz, muchas veces cobarde, uno pone siempre los sacrificios, otro los beneficios).
A. Bugarín
Valladolid, noviembre-2020

lunes, 9 de noviembre de 2020

-SÍNTOMAS (DE ALGO)-
&1

Donald Trump, candidato evangélico, entre otras cosas, a la presidencia de EEUU, ha perdido las elecciones. Le sustituye el católico Joe Biden. ¿Se habrán equivocado los electores americanos de Dios?

&2

La derecha católica prohispana de «Latinoamérica» (por evitar cacofonías) está triste: se va el candidato evangélico que había borrado la lengua castellana de los ámbitos en que podía hacerlo.

&3

Se va Trump. La izquierda hollywoodiense se ha quedado sin hombre de paja contra el que definirse. Igual van a tener que ponerse a cambiar algo. (O, más probable, seguiremos con las performance identitarias. El «mundo de la cultura» es, ahora, eso -y la condición de actor/actriz como paradigma-).

&4

Se va Trump. Cabreo en los Estados norteamericanos, otrora industriales y todavía agrícolas, del interior. Alborozo en Instagram, Google, Yahoo, Twitter. ¿Las elecciones norteamericanas eran, también, eso? ¿Un combate entre el capital industrial y el digital?

&5

Se va Trump. Con ello «la ultradederecha ... pierde su principal valedor político», manifiesta un líder político español. Uno que tiene a las extremas derechas «plurinacionales» como aliados preferentes.

&6

Se va Trump. Disgusto en Rusia. Alegría en Europa. En China no se sabe. ¿Nos dice, también esto, algo acerca del «estado del mundo»?

A. Bugarín
Valladolid, noviembre-2020

  

martes, 27 de octubre de 2020

-REVOLUCIÓN-REACCIÓN-
-(DIALÉCTICA)-
Fracasadas las revoluciones «comunistas» realmente existentes, y las prometidas, por el, al parecer, desinterés de la clase obrera -acaso definitivamente «alienada» y «asimilada» por el sistema-, consideraron, algunos intelectuales -en la indiscutible hipótesis de que la revolución hay que hacerla-, la necesidad de encontrar otro sujeto revolucionario; papel para el que se echó mano de todo grupo definido por algún rasgo identitario no asimilado todavía, o por su fracaso social e histórico. Pero no parecen haber advertido, esos intelectuales, que la revolución se hace en función del sujeto revolucionario, con lo que, cambiado este, inevitablemente cambiará aquella, a consecuencia de lo cual, podría suceder, que la revolución retomada no sea sino una involución.
A. Bugarín
Valladolid, octubre-2020
 

martes, 20 de octubre de 2020

-TRANSFORMACIONES-
De modo similar a como, al decir del psicoanálisis, la vida afectiva, y efectiva, del individuo fluye oculta a su conciencia, la vida social e histórica de una comunidad transcurre, en buena media, al margen de las decisiones de aquellos que pretenden dirigirla y, habitualmente, también de las aclaraciones de aquellos que hacen profesión de pensarla.
 (Y sirva, como destacado ejemplo, el de que, si buscamos el periodo de mayor confluencia social, económica, etc., entre sexos, en la reciente historia de España, lo encontramos, no en la era de los «gobiernos feministas», tan conscientemente publicitados, sino en aquella que va desde algún punto de los sesenta a algún otro de los ochenta; una generación, para decirlo con Ortega, en la que las mujeres pasaron de no poder tener propiedades a su nombre, de ser educadas para la cría y el cuidado, y siempre al servicio del hogar, a llenar las universidades. Y todo eso mientras el feminismo era, al menos en nuestro país -incluso entre la izquierda, que tenía otras prioridades: la lucha de clases, la revolución, el socialismo, etc.-, cosa residual y elitista).

Por eso, y a despecho de las declaraciones políticas y periodísticas, de los hashtag y trending topics, de las publicaciones que brotan de la facultades «de humanidades», de las diversas formas en las que se toma hoy conciencia del presente, corrientes no observadas pueden estar llevando los barcos a puertos no previstos, o, acaso, al naufragio.

A. Bugarín
Valladolid, octubre-2018
 

domingo, 27 de septiembre de 2020

-TRINOS Y AFORISMOS (NUEVE)-
&1
Cancelar el debate, cancelar el disenso. (Cultura de la cancelación).
&2
Presentismo (1): espacio común del totalitarismo, su esencia.
&3
Donde hay plebe aparece siempre un caudillo.
&4
Cuanto más condena la imagen el cuerpo presente ante el espejo, más confirma su dependencia de este. (Franquismo especular).
&5
Pliegues: de modo similar a como, en el ámbito geológico, un corrimiento de tierras, un choque de placas tectónicas, puede hacer que lo nuevo quede sepultado por lo antiguo, así, en el ámbito político (y singularmente en nuestra izquierda política), tras múltiples corrimientos y choques ideológicos, lo reaccionario ha recubierto, finalmente, todo intento de dar plenitud a la modernidad.
&6
Presentismo (2): reino de la mismidad.
&7
Obviedad: combatir golpistas muertos trae menos dolor de cabeza que combatir golpistas vivos.
&8
Combate desigual: miles de años de educación para la servidumbre, contra unos escasos dos siglos de educación republicana. (El avance o retroceso de la conciencia plebeya, es decir, del populismo, como marcador).
&9
La única forma de apropiación que debería estar prohibida: la apropiación del sufrimiento ajeno (esa que practica la izquierda hollywoodiense a todas horas y sin ningún rubor).
&10
Neofeminismo: por los hombres no se llora.
&11
Avanzando: de extrema derecha nacional a extremas derechas plurinacionales. (A esto se le denomina combatir el franquismo).
&12
El ejercicio de la crítica como autoalabanza.
&13
El centralismo republicano es la realización esencial del federalismo: el momento en el que lo que se federa son los individuos.
A. Bugarín
Valladolid, septiembre-2020

 

sábado, 26 de septiembre de 2020

-NEGACIONISMOS-
Once de septiembre: el independentismo catalán se empeña, contra toda evidencia, en convertir a Rafael Casanova en un héroe de la resistencia antiespañola.
Cualquier día del año: sectores evangélicos (y otros, islámicos, etc., de modo similar) se empeñan, contra toda evidencia, en datar la aparición de la especie humana hace unos seis mil años.
Actuales dirigentes del PSOE, Podemos, etc., se empeñan, contra toda evidencia, en situar a ERC (y en general a los nacionalismos periféricos) en la izquierda política. (Queda en el aire la cuestión, claro, de qué se entienda hoy por «izquierda política»).
El militante multiculturalista se empeña, contra toda evidencia, en hacer compatibles con la paz, la tolerancia, la igualdad entre sexos, etc., a todas las culturas de la Tierra (¡exceptuando, si acaso, las de origen cristiano-occidental, aquellas precisamente, donde tales categorías político-antropológicas han adquirido su ser!).
El patriota (o tal vez nacionalista) español de derechas se empeña, contra toda evidencia, en identificar a Fraga y Aznar (excelsos autopatriotas) como defensores de la unidad de España.
El neofeminismo populista se empeña, contra toda evidencia, en vincular capitalismo y patriarcado.

Esas píldoras azules que tragamos todos los días para evitar la desazón de la incertidumbre, cerrar el sentido, y crear un simulacro de coherencia. (O, quizá, menos inocentemente, estrategias de poder).

A. Bugarín
Valladolid, septiembre-2020.

  

domingo, 28 de junio de 2020

-TRAGEDIA Y FARSA-
Tras los movimientos populistas vinculados a la «izquierda», tales el neofeminismo de ¿cuarta? generación y el «antirracismo» identitario, ese que atribuye debes y haberes en función de la «raza» de adscripción, la «derecha» cree ver el proyecto marxista desarrollado por otros medios. Pero marxismo es, y pese a quien pese, el producto final de la Ilustración; el intento, quizá errado, quizá fracasado, de llevar aquel proyecto -esto es, el proyecto republicano, la existencia de ciudadanos-, a su plenitud. Esa apología de las víctimas en la que estas reciben en herencia tan honrosa condición, y la culpabilización colectiva igualmente heredada, tienen -si se nos permite aventurar una hipótesis cuya capacidad explicativa habrá que probar- otro origen menos moderno, relacionado con la psicología del poder y la sumisión.
Decía Nietzsche, que el cristianismo triunfa merced a un ejercicio de astucia desarrollado por aquellos híbridos de aristócrata y esclavo incapaces de toda acción afirmativa: los sacerdotes. Estos, exacerbando el resentimiento latente en ciertos grupos de población -motivado, en unos casos, por sus propias condiciones sociales de vida, o, en otros, que no tenían tales objetivas motivaciones, por la simple incapacidad de asumir asertivamente la existencia-, consiguen invertir los antiguos valores y hacerse con el poder, en el que se mantendrán cargando las conciencias de los sometidos con una culpa cuya remisión se desplaza sine die, al final de los tiempos (el original pecado de la tradición judaica).
Y como la historia, dicen, se repite dos veces, vemos a los nuevos sacerdotes en la era del capitalismo digital (que, como el Imperio romano con el latín y las calzadas, ha creado los instrumentos para la expansión global de la nueva religión) invitando a aquellos colectivos sobre los que pretenden cimentar su poder a apropiarse de un dolor que ahora no puede ser real, un dolor fingido, un dolor ajeno, al mismo tiempo que sostienen en la culpa heredada al necesario enemigo.
Cabe, no obstante, una pregunta y una reflexión: ¿Se trata de otro entretenimiento pasajero con el que el «sistema» disimula, para las masas incapaces de soportarlo, el sinsentido, o nos veremos abocados a un simulacro medieval, con una nueva clerecía decidiendo qué puede y qué no puede decirse, qué puede incluso, y qué no, pensarse, y con los ciudadanos reducidos a etnotipos y valorados por su adscripción colectiva?).
(Mientras, para que el icónico mensaje no deje de lado ninguno de sus recursos emocionales, caen estatuas, con predilección por las que tienen un origen hispano, ¡vaya! ¿Caerán también las de Voltaire, Hume, Darwin, Fleming, Pasteur, Newton, Marx?).
A. Bugarín
Valladolid, junio-2020

miércoles, 20 de mayo de 2020

-TRINOS Y AFORISMOS (OCHO)-
&1

Incoherencias: es correcto, y legítimo (lo que, en este contexto, significa simplemente que es lógicamente posible) imaginar, y aun construir, un individuo no adiestrado para el autocontrol, la producción y el consumo. Pero no es correcto (por ser materialmente, y por lo tanto racionalmente, imposible) plantear una sociedad en la que los individuos no sean adiestrados para tales fines y pretender, al mismo tiempo, el nivel de bienestar material de las sociedades en las que abundan tal tipo de individuos.

&2

Multicapitalismo: respeto a todas las culturas e identidades; que el dinero circule libremente.

&3

Contrafácticos: el mundo factual es uno, los posibles innumerables. (Lo real tiene la densidad de lo sólido, lo posible el carácter expansivo del gas).

&4

Cada interpretación es un hecho.

&5

La felicidad no es algo sustantivo, sino un estado que acompaña a otras cosas, y, quizás, una nostalgia.

&6

Paradoja: no hay verdadera sumisión si no es voluntaria. (Y al revés claro, solo cuando es voluntaria hay verdadera sumisión).

&7

Una justificación del mal: el último recurso, a veces, para soportar la banalidad.

&8

La incapacidad para convivir con la anomalía se resuelve: (1) Suprimiendo al sujeto anómalo. (2) Negando la normalidad.

A. Bugarín
Valladolid, mayo-2020


-RISAS-

Que ya no sea tolerable hacer chistes de gangosos y «mariquitas» pareció un logro de la estética, y no solo de la corrección política. Pero la invitación al chascarrillo dirigido y soez no ha abandonado los espacios de entretenimiento «humorístico» que nos administran los «medios de comunicación social». Ahora el gesto disfrazado de ingenio, la burla mecánica que juega con estereotipos, presupone el sectarismo político, igual que antes el machismo paleto (mentar al PP, al rey -«el Borbón»- o a la bandera). Chabacanería con pedigrí, chabacanería de «izquierdas». (Y la izquierda misma es hoy un estereotipo).
A. Bugarín
Valladolid, mayo-2020
 

sábado, 16 de mayo de 2020

-ENCUBRIMIENTOS-
Se ha convertido, desde hace ya tiempo, en un recurso crítico de muchos intelectuales latinoamericanos, la apelación al «encubrimiento» de lo «indio», lo «aborigen», lo «originario», lo «otro», producido, supuestamente, por la «conquista», la «invasión», el «encontronazo», el «choque», o cómo queramos denominarle, que siguieron a la arribada de los españoles a eso que, después, fue América, como explicación de todos los males que aquejan a los «pueblos» que configuran las naciones en las que ejercen su crítica.
(Otros, más banales, se limitan, en un ejercicio de sabiduría infantil, a negar el descubrimiento con el argumento de que allí ya había gentes antes de la mencionada «arribada», ignorando que un descubrimiento geográfico no es un mero llegar, sino que presupone una geografía, y por ello un cierto grado de desarrollo técnico y científico).
Pero encubrimiento implica existencia de una realidad que se oculta, que se cubre, y, dado que, desde hace al menos medio siglo, la literatura sobre tal encubrimiento no cesa, no acertamos a entender, suponiendo que no se trate de alguna hermenéutica heideggeriana, cómo pueda estar cubierto o encubierto aquello de lo que no deja de hablarse, salvo que se quiera decir, que, tras la «conquista», «invasión», «encontronazo», «choque», etc., un mundo dejó de existir, para ser sustituido por otro, cosa que es fácilmente constatable sin necesidad de ejercicio extraordinario alguno de análisis, y que está detrás de la existencia misma de los mencionados «intelectuales» y de los países y sociedades en que ejercen su «crítica».
Pero no hay, entonces, encubrimiento, sino construcción de algo nuevo a partir de materiales previos, la liquidación de un proyecto, si queremos llamarle así, o de múltiples proyectos, que quedan reabsorbidos y reorientados en el proyecto imperial hispánico, o universal católico, el cual, en este proceso, también se reorienta y transforma dando origen a algo que hubiera sido impensable unas décadas antes del proceso en cuestión; sin que esto niegue, claro, que en ese «choque» la reorientación no afectó a todos los proyectos previos de la misma manera, con la misma intensidad, al igual que en el choque de dos cuerpos sus trayectorias son modificadas pero en un grado mayor la del cuerpo cuya masa o velocidad previa era menor; y sin negar tampoco, claro es, que todo choque, conquista, invasión, etc., es un ejercicio de violencia, con el consiguiente grado de sufrimiento cuando los sujetos de este proceso son seres sentientes, conscientes y racionales.
Y, sin embargo, sí hay encubrimiento, el del imperio español, de la Monarquía Hispánica, de los virreinatos americanos, que, en tres o cuatro siglos de existencia según los casos (tiempo datado de existencia mayor que el de casi todos los pueblos precedentes) modelaron un continente; siendo tan largo y productivo, en todos los órdenes, periodo histórico, escondido por las élites de los movimientos secesionistas o independentistas, que buscaban, con ello, legitimar su poder apropiándose del sufrimiento real o representado de otros, los «aborígenes» americanos, los pueblos «originarios», mientras mantenían a estos otros, ahora sí, excluidos -exclusión que llegó a ser, en algunos casos, exterminio planificado- de toda participación en los nuevos proyectos republicanos, y en la que, en gran medida, sus descendientes permanecen.
Pero, si los citados desencubridores, buscan negar legitimidad al proyecto imperial hispánico, al proyecto universal católico (valga la redundancia), virreinal, para instaurar en su lugar la de aquellos proyectos previos encubiertos, no vemos cómo tal contrafáctica propuesta podría realizarse, a no ser como puro ejercicio literario, o como culpable autonegación, de la que no hay que descartar su posible incidencia en tanto actual fracaso, esas venas abiertas que delatan al suicida.
A. Bugarín
Valladolid, mayo-2020

viernes, 1 de mayo de 2020

-APROPIACIÓN 3-
Las estrategias de poder contemporáneas, al menos en el ámbito de la civilización cristiano-occidental (y lo de cristiano no es prescindible) responden a una lógica subyacente cuyas reglas podemos resumir así:
(1) El orden moral se sustenta en la condición de víctima del sujeto (Cristo crucificado).
(2) El orden moral, y solo el orden moral, legitima el poder.
(3) Poder implica dominio; luego, el ejercicio del poder es incompatible con la condición de víctima.
(4) En consecuencia, la legitimación del poder requiere la apropiación de la condición de víctima, una victimización representada (la víctima real está excluida, por definición, del poder). Para lograr tal objetivo es necesario, en primer lugar, la colectivización del individuo: uno se define por su pertenencia a un grupo. El grupo se constituye, a su vez, a partir de la elección de un rasgo identitario: aquel que permita aprovechar todo el potencial victimista. Finalmente viene la apropiación propiamente dicha, que sigue un proceso silogístico: el grupo X, ha sido oprimido en el pasado, o sigue oprimido actualmente; yo pertenezco al grupo X; luego, yo soy una víctima, un oprimido; luego, estoy en posesión de la legitimidad moral para ejercer poder (político, social, cultural, etc.).
Esta estrategia solo ha podido triunfar a partir de la rebelión protestante y su moralización del cristianismo. La nobleza del mundo germánico y los países bajos la empleó en su legitimación frente al imperio español. Aprendido el truco fue empleado por los criollos americanos que se apropiaron sin pudor del sufrimiento, real o representado, de los aborígenes americanos para legitimarse frente al poder Real. Y llega a nuestros días. Las clases burguesas afroamericanas de EEUU esgrimen su condición de víctimas frente a los blancos. Las mujeres burguesas blancas su condición de víctimas frente a los varones. Los varones blancos homosexuales su condición de víctimas frente a los heterosexuales. Los varones burgueses heterosexuales blancos catalanes su condición de víctimas frente a los españoles o hispanohablantes. Etc.
Consecuencias:
(1) La concepción republicana del Estado y el orden social, se ha quedado, entretanto, por el camino.
(2) Se constituye el sujeto populista, que sigue la secuencia: infantilización (modo de comunicación paralela, Berne, donde no cabía esperarla -¿la deconstrucción masculina era eso? ¿abandonar al adulto para que aflore el niño?-), irresponsabilidad (otro tiene la culpa), aplebeyamiento (el pueblo reducido a plebe), caudillismo (un sujeto señalado encarna esa desazón representada).
A. Bugarín
Valladolid, Mayo-2020

domingo, 12 de abril de 2020

-CONQUISTADORES-
Una tendencia reciente, en este supuesto proyecto de reconciliarnos con nuestra propia historia, enfrenta las conquistas imperiales de España buscando la disculpa por vía de sembrar compasión sobre los propios conquistadores: esos pobres desgraciados, que salen de una Castilla reseca y triste, y que descargan las frustraciones de su miseria sobre otros que acabarán siendo más miserables que ellos (africanos, aborígenes americanos, filipinos, etc.).
Pero, dejando de lado el perverso juego de las víctimas y los victimarios en el que se han convertido las estrategias de poder, no se percatan, estos disculpadores, de que, con esto, están cargando sobre nuestras espaldas españolas otra culpa más terrible: nos condenan, al modo revertiano, a la ignorancia y el fanatismo. La conquista, finalmente, ni siquiera tendría la escusa de la elevación (Sepúlveda) del bárbaro al nivel de desarrollo que la civilización había alcanzado en el viejo mundo.

A. Bugarín
Valladolid, febrero-2016

sábado, 11 de abril de 2020

-AUTOVACIADA-
Cuelgo, aunque ahora parezca, como casi todo, un problema ajeno, una reflexión que llevaba meses madurando en el archivo privado:
Los medios de producción de víctimas y victimarios, han dirigido su atención, de un tiempo a esta parte, a la España «vaciada». Sabemos, parece, quien es la víctima. Falta por conocer el victimario. Puesto para el que se ofrecen, a la opinión pública, algunos candidatos: Madrid, «ese agujero negro que lo absorbe todo», al decir de algún titular. (Pensando, quizá, que sin su condición de capital global los jóvenes universitarios de los pueblos de la meseta alcanzarían su plenitud humana y ciudadana cultivando su «creatividad» entre los campos de trigo y los encinares). Más probable parece (pero qué tendrá que ver la lógica con un titular) que, sin ese «agujero negro», todo el interior de España se habría convertido en una Gran Soria. También podría ser culpa del capitalismo, demonio básico al que se pueden achacar todas las tentaciones. Pues tentación parece el querer vivir en entornos dinámicos o climas agradables. O de los políticos, que «no han hecho nada por nosotros». (¿Nostalgia campesina del socialismo soviético?).
Pero había escuelas en los pueblos; y la gente se fue. Había ambulatorios y carreteras; y la gente se fue. Había tierras de labranza, y ganaderías, y embalses, y subvenciones; y la gente se fue. Y atardeceres bonitos, y frío, y calor; y la gente se fue. La gente siempre se va a donde hay más gente.

A. Bugarín
Valladolid, abril-2020
(Primer mes de confinamiento)

-MODERNIDADES-
Que la historia sigue un camino marcado, la vía natural, y unilateral hacia el progreso, es idea ilustrada. Que hay progreso puede ser redundante, si progreso es lo que hay. Pero hay deseos y aspiraciones entroncados con la lógica biológica de la supervivencia. Y parece haber ciertos «hacia dónde» determinados por la existencia misma de la cultura. Pero que esa vía hacia el progreso, que la noción misma de progreso, esté determinada antes de su efectivo transcurrir, parece hoy un dogma.
Si rechazamos tal presupuesto determinista, la modernidad misma, ese otro nombre de la Ilustración, aparece como una multiplicidad de vías (paralelas, convergentes, que perviven o se desvanecen). Descubrimos, así, que, entre los siglos XVI y XIX, se fraguaron, en Europa, cuatro proyectos, balbucientes unos, más logrados otros, de modernidad. O cuatro variantes (por ser esta expresión, quizás, más precisa) del proyecto de la modernidad.
Al primer proyecto, y primero también en agotarse, nacido en el Reino de Castilla, vamos a denominarlo «comunitarismo universalista católico» (quedando, con dicho nombre, suficientemente caracterizado). En Francia nace lo que ha llegado a parecer la esencia misma del proyecto ilustrado, que se define como republicano y universalista, esto es, con pretensión de validez planetaria, pero esencialmente aristocrático, y compatible, por ello, con el elitismo cultural y la jerarquización social y aun racial. La Alemania dispersa se reúne en torno al etnicismo romántico, cristiano-moral y comunitario (luterano), que arrastrará con el tiempo, como consecuencia de su propia lógica interna, terribles implosiones. Paralelamente, y para finalizar con esta clasificación, se desarrolla, en Inglaterra y los Países Bajos, el proyecto capitalista, de raíz calvinista, que pareció destinado, en algún momento, a ser el proyecto definitivo (o el modo definitivo del proyecto), el «fin de la historia». Las interacciones, también las interacciones violentas, y en el límite la guerra, entre esos proyectos y sus núcleos directores (Huntington), prepararán, en buena medida, el devenir político del siglo XX, en el que otros proyectos de modernidad (otras variantes, ramas de ramas), aparecerán y desaparecerán del escenario histórico (que no es, obviamente, algo distinto del propio desarrollo de tales proyectos).
A. Bugarín
Valladolid, abril-2020
(Primer mes de confinamiento)

sábado, 11 de enero de 2020

-RIBBENTROP-MOLOTOV: COMEDIA-
Hemos visto, ante nuestros propios ojos, cómo un movimiento xenófobo, y aun racista, crecía y se apoderaba de la voluntad de un pueblo -seamos justos: de la voluntad de una parte considerable de ese pueblo-. Hemos visto, a ese pueblo -a esa parte- portar antorchas. Les hemos visto echados a la calle, marchando sobre la capital, para exigir, obviadas las reglas de juego consustanciales a un Estado de Derecho, la instauración de su proyecto político. Les hemos visto romper, con sus leyes y en física y simbólica imagen, la constitución democrática, reducida a la condición de mero papel. Acusar a los pobres de robar a los ricos. Hemos visto a sus historiadores, apoyados por poderes políticos y movimientos cívicos, apropiándose de la historia para sostener que Colón, Hernán Cortés, Cervantes, Teresa de Jesús, Calderón, etc., no podían ser sino miembros expropiados de ese pueblo, con el argumento, de fondo, de que una raza inferior no pudo producir tales prodigios del espíritu, el ingenio, o la voluntad. Les hemos visto acosar a los disidentes, desinfectar las calles en las que estos proclamaban su derecho a la disidencia. Todo eso no es fake. Lo hemos visto.
¡Y con esas gentes pacta nuestra «izquierda»!
A. Bugarín.
Valladolid, enero-2020.