jueves, 4 de febrero de 2021

-FARSAS: MODELOS PARA ARMAR-
En un celebrado, por el número de visualizaciones, video (por cuestiones de eufonía preferimos leerlo así, sin acento, al modo latinoamericano), colgado en una de las plataformas habituales, una arquitecta mexicana, aunque la nacionalidad es, suponemos, una anécdota, enseña cómo construirse una casa sencilla, con materiales naturales, y en sintonía con el entorno. Para lograr tal objetivo -esa sintonía que, al parecer, más allá de satisfacer ciertas condiciones estéticas y ecológicas, es moral-, debemos comenzar, dice, pidiendo permiso: los habituales permisos administrativos, pero, especialmente, y ahí parece residir el mensaje, permiso a los habitantes del lugar, permiso a la tierra (¿Gea?, ¿Cibeles?, ¿la Pacha Mama?, ¿la Virgen María en versión De los nombres de Cristo?), permiso al árbol que va a ser cortado ...
Nos admira, en todo este proceso, en primer lugar, la generosidad del árbol, que dona graciosamente su vida para que los humanos dispongan, tras el sometimiento, eso sí, de su conducta a las condiciones morales exigidas, de una casa. Nos admira, en segundo lugar, la capacidad de la mentada arquitecta para entender el lenguaje mediante el cual el árbol sacrificado concede un permiso que, al parecer, podría denegar. Admirable, en tercer lugar, el grado de credulidad al que se ve abocado este mundo postcristiano (¿la religión que vuelve a sus orígenes? ¿otra manifestación de la farsa intelectual a la que conduce la moralización de la existencia?).
A. Bugarín
Valladolid, febrero-2021