sábado, 11 de abril de 2020

-AUTOVACIADA-
Cuelgo, aunque ahora parezca, como casi todo, un problema ajeno, una reflexión que llevaba meses madurando en el archivo privado:
Los medios de producción de víctimas y victimarios, han dirigido su atención, de un tiempo a esta parte, a la España «vaciada». Sabemos, parece, quien es la víctima. Falta por conocer el victimario. Puesto para el que se ofrecen, a la opinión pública, algunos candidatos: Madrid, «ese agujero negro que lo absorbe todo», al decir de algún titular. (Pensando, quizá, que sin su condición de capital global los jóvenes universitarios de los pueblos de la meseta alcanzarían su plenitud humana y ciudadana cultivando su «creatividad» entre los campos de trigo y los encinares). Más probable parece (pero qué tendrá que ver la lógica con un titular) que, sin ese «agujero negro», todo el interior de España se habría convertido en una Gran Soria. También podría ser culpa del capitalismo, demonio básico al que se pueden achacar todas las tentaciones. Pues tentación parece el querer vivir en entornos dinámicos o climas agradables. O de los políticos, que «no han hecho nada por nosotros». (¿Nostalgia campesina del socialismo soviético?).
Pero había escuelas en los pueblos; y la gente se fue. Había ambulatorios y carreteras; y la gente se fue. Había tierras de labranza, y ganaderías, y embalses, y subvenciones; y la gente se fue. Y atardeceres bonitos, y frío, y calor; y la gente se fue. La gente siempre se va a donde hay más gente.

A. Bugarín
Valladolid, abril-2020
(Primer mes de confinamiento)

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