domingo, 12 de abril de 2020

-CONQUISTADORES-
Una tendencia reciente, en este supuesto proyecto de reconciliarnos con nuestra propia historia, enfrenta las conquistas imperiales de España buscando la disculpa por vía de sembrar compasión sobre los propios conquistadores: esos pobres desgraciados, que salen de una Castilla reseca y triste, y que descargan las frustraciones de su miseria sobre otros que acabarán siendo más miserables que ellos (africanos, aborígenes americanos, filipinos, etc.).
Pero, dejando de lado el perverso juego de las víctimas y los victimarios en el que se han convertido las estrategias de poder, no se percatan, estos disculpadores, de que, con esto, están cargando sobre nuestras espaldas españolas otra culpa más terrible: nos condenan, al modo revertiano, a la ignorancia y el fanatismo. La conquista, finalmente, ni siquiera tendría la escusa de la elevación (Sepúlveda) del bárbaro al nivel de desarrollo que la civilización había alcanzado en el viejo mundo.

A. Bugarín
Valladolid, febrero-2016

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