martes, 26 de enero de 2016

-PLURALISMO Y PLURINACIONALIDAD-

Se ha convertido en un tópico político, aquí, en España -también, bajo otras formas, en otros lugares, que obviaremos de momento- la reivindicación, por parte de cierta izquierda que, por esta y otras razones, solo cabría calificar de reaccionaria, y, también, por supuesto, por parte de los nacionalistas identitarios de la derecha, exigir el reconocimiento del carácter plurinacional del "Estado".
Y se alega, en favor de esta reivindicación, que plurinacionalidad significa el reconocimiento de «la diversidad y el pluralismo» que configuran la sociedad española.
Pero, frente a esta reivindicación,  y frente a este argumentario, cabe alegar que:
1. No todo es compatible con todo.
2. La diversidad étnico-cultural no es, en sí misma, un valor. No, al menos, si lo que queremos es construir sociedades de ciudadanos, esto es, de sujetos racionalmente autónomos, y, por lo tanto, libres. Pues hay costumbres y tradiciones incompatibles con tal pretensión. El alegato de la diversidad no puede, por lo tanto, en sí mismo, justificar nada.
3. Convertir a los territorios, o a las comunidades étnico-nacionales, en sujetos políticos no garantiza el pluralismo, sino más bien lo contrario. Pues, se está dando a entender, con ello, que el sujeto autónomo, el ciudadano, debe someterse a las prescripciones de su comunidad étnico-nacional, convertirse en un modelo de esa comunidad, en un etnotipo, en detrimento de su libertad individual y ciudadana para adoptar, o no adoptar, los elementos identitarios que la constituyen. A la postre, se está invitando a los individuos a asimilar las señas de identidad de su comunidad de pertenencia bajo la amenaza implícita de aparecer como traidores a la misma. Plurinacionalidad no implica pluralismo, sino coexistencia de uniformidades.
Valladolid, enero-2016


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