miércoles, 20 de enero de 2016

-RAZAS, ETNIAS, PUEBLOS-

Los pueblos, que no el pueblo, así en plural, en boca de los políticos, de ciertos políticos, de ciertos políticos que situamos ¿en la izquierda?, en todo caso en una nueva y paradójica izquierda que crece, de Madrid a Buenos Aires, pasando por Caracas, y que podríamos calificar, con permiso de Horacio Vázquez-Rial, aunque no sé si estamos hablando de lo mismo, de izquierda reaccionaria.
Y hablan, esos mismos políticos, y otros de la derecha reaccionaria de siempre, pero disfrazada de otras cosas, del derecho de los pueblos a decidir, por ejemplo, de los pueblos y de la gente, nunca de los ciudadanos, ese viejo concepto, liberal y republicano, venido a menos, quizá por lo que supone, autonomía racional, autonomía, y por lo tanto también, responsabilidad, del individuo.
Los pueblos, es decir, las etnias, es decir, las razas, pues ¿qué es una raza sino un pueblo que se ha resistido durante milenios al mestizaje y cuyos mutaciones azarosas, acaso deriva genética de por medio, han construido una identidad colectiva en el propio cuerpo de los individuos?
Y dicen, esos mismos políticos, y sus asesores culturales, que, donde hay un pueblo, esto es, donde hay, estamos en el contexto de la antropología cultural, una nación, esto es, una etnia, debe haber un Estado. ¿Debe, también, haber una etnia donde hay un Estado?
O, en todo caso, Estado plurinacional, para garantizar, se dice, el pluralismo; o sea, ¿combatir el mestizaje para garantizar la existencia de la diversidad racial? ¿Pero eso no era la Nouvelle Droite? ¿El pluralismo es una confederación de uniformidades?
A. Bugarín
Valladolid, enero-2016

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